miércoles, 22 de julio de 2009

Tiger Woods en el SDP

"Dios no existe"; el ilegal campo de golf del Dios Tiger Woods

Por Federico Arreola
19 de Julio, 2009 - 05:45

Antes de publicar su obra "Dios no existe", Chirstopher Hitchens había escrito "Dios no es bueno". Esta última no le gustó -o no le gustó lo suficiente- a un crítico de la revista Letras libres, Enrique Lynch: "Lo primero que cabe observar a propósito de este ameno e interesante brulote contra todas las religiones, sin distinción, es que, en cuanto lo abres y lees las primeras páginas, ya sabes con qué te vas a encontrar. Supongo que esta es la típica reacción que suscitan los libros viscerales; sobre todo si, como éste, parecen haber sido escritos con profundo resentimiento, como tantos libelos, alegatos y manifiestos".

A diferencia del crítico, a mí me pareció muy interesante el texto de Hitchens, tal vez porque desde hace tiempo practico como aficionado el deporte de perseguir creyentes (algún día espero tener suficiente tiempo para perfeccionar mis habilidades, de tal forma de convertirme en un verdadero profesional de esa disciplina).

Así las cosas, por el placer que me proporcionó "Dios no es bueno", no vacilé en comprar, en cuando lo vi en una librería, el libro "Dios no existe". Apenas lo voy a leer. Se trata de una antología de textos ateos. Algunos ya los conocía, la mayoría no. Son escritos de Lucrecio, de Hobbes, de Spinoza, de Hume, de Marx, de Darwin, de Freud, de Einstein, de Rushdie y de muchos otros incrédulos.

Por fortuna, hay suficiente literatura para acabar con la absurda idea del Dios que se supone vive en el cielo. Ese mito, entonces, ya no debe preocuparnos tanto.

El Dios verdaderamente malo, que no sabemos como combatir, sobre todo en países como el nuestro, es el del influyentismo, un Dios todavía más poderoso y, por lo tanto, todavía más dañino cuando lo encarnan personajes famosos de Estados Unidos que vienen a México a ganarse unos cuantos cientos de milloncillos de dólares violando nuestras leyes.

Ahí está el caso de Tiger Woods, un negrito arrogante experto en el juego del golf que ha decidido crear una cancha para practicar este deporte en Ensenada, Baja California.

Eso no tendría nada de malo de no ser por el hecho de que, como ha evidenciado en Reforma la reportera Aline Corpus, el desarrollo del señor Woods, llamado "Punta Brava" y ubicado en Punta Banda, tendrá desastrosos efectos sobre el medio ambiente.

El proyecto del golfista, que se ha asociado con multimillonarios como Billy Joe "Red" McCombs, de The Flagship Group, incluye un hotel, villas, restaurantes y una mansión de descanso para don Tiger, quien seguramente merece eso y más, pero desde luego sin dañar al medio ambiente.

Los científicos de la Universidad Autónoma de Baja California, según la nota de Reforma, aseguran que por estar el proyecto cerca del géiser marino La Bufadora, tendrá muy lamentables consecuencias ambientales.

Desde luego, a pesar del daño que haga, el desarrollo de Tiger Woods saldrá adelante, ya que, como comentó la vicepresidenta ejecutiva de The Flagship Group, ya cuenta con la Manifestación de Impacto Ambiental otorgada por la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

No es malo que se construyan campos de golf. El problema es hacerlo, como pretende Woods, en un lugar con una enorme riqueza natural, documentada, dice Reforma, "en estudios de oceanólogos, biólogos y paleontólogos de la universidad y del Centro de Investigaciones Científicas y Estudios Superiores de Ensenada", lo mismo que por "dependencias federales de protección al ambiente".

Tiger Woods y sus socios van a remover "77.51 hectáreas de matorral costero rosetófilo, un remanente de vegetación endémica del norte de México y, pese a que hay probabilidades de localizar fósiles de humanos según arqueólogos, la tierra podrá ser removida con explosivos", ha dado a conocer el diario propiedad de Alejandro Junco de la Vega.

Solo el poder inmenso del Dios del dinero con el que cuentan Woods y sus amigos pudo haber convencido al gobierno federal mexicano de permitir construcciones en una región considerada, por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Diversidad, como prioritaria para su conservación desde 1999.

En la región en la que la cancha de golf de Tiger Woods se va a levantar, hay 566 especies en total, lo que la hace una de las más ricas de las costas de México. Prácticamente todas esas especies serán destruidas.

El campo de golf perjudicará también a un arrecife de moluscos rudistas único en México.

La casa de Tiger y las villas y hoteles que piensa vender se erigirán sobre restos de seres humanos de las comunidades nómadas que arribaron a Baja California hace miles de años.

Es grave el asunto, ya que la región no podrá ser restaurada en cuanto el proyecto de Woods quede concluido.

Un buen argumento filosófico puede poner en su lugar al Dios del cielo, pero por desgracia todavía no hay forma de que el gobierno de México deje de ceder a cualquier capricho del Dios del dinero, sobre todo si lo aportan gringos famosos, influyentes y mamilas como el negrito campeón de golf.

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