viernes, 3 de julio de 2009

Conversaciones: Moisés Santos

Reflexiones sobre Punta Banda: un asunto complejo…

Estimados amigos:

Este es desde luego un asunto complejo: se trata de un sitio de interés público, patrimonio natural y cultural de Baja California, en una propiedad privada con todas sus implicaciones. Sobre el concepto de denuncia, en el imaginario colectivo tiene el sentido de delación o acusación. Sin embargo, en el caso de la terminología legal en nuestro país que involucra a sitios arqueológicos, una denuncia también se puede referir a la existencia de un sitio e implica que se está dando aviso o informando del mismo. El foro que se realizó el pasado 2 de septiembre tuvo entre sus propósitos el de invitar a los asistentes a firmar una denuncia de la existencia y presencia de sitios arqueológicos en Punta Banda y una petición para que el INAH intervenga en este asunto.

Efectivamente, la península de Punta Banda en general y el predio de La Lobera en particular tienen atributos naturales y culturales de muy alto valor. Esta afirmación esta sustentada en los innumerables trabajos de investigación científica y académica que se han realizado sobre esta área. Además, se puede hablar en un concepto más integral u holístico de un Paisaje Cultural Monumental, concepto que encierra el reconocimiento del patrimonio cultural y natural como una unidad paisajística interdependiente muy singular.

En el grupo ciudadano que conformamos el núcleo del movimiento, conocemos el proyecto que originalmente se propuso y del cual se presentó una Manifestación de Impacto Ambiental que por petición nuestra se pudo consultar en la página electrónica de SEMARNAT, y a la cual se le hicieron una serie de observaciones sobre sus omisiones, metodología y del proyecto en general. Dicho proyecto original contemplaba la remoción de más del 90 por ciento de la cobertura vegetal y omitía la presencia de vestigios arqueológicos en el área. Estas son, en mi opinión los señalamientos y objeciones más visibles al proyecto que se propuso y a su forma de ejecución.

Ninguno de estos señalamientos constituyen en sí una oposición o un NO a la inversión, pero SI un cuestionamiento serio y objetivo a la dimensión, forma e intención del proyecto que, de origen, nunca contempló lo antes señalado. Si no hubiéramos cuestionado el proyecto, entonces este se hubiera aprobado en su totalidad, en todas las instancias y se hubiera arrasado con todo lo allí existente sin el conocimiento de la mayoría de la gente de Ensenada. El exigir que las cosas se hagan bien no es negarse a que estas se hagan, es asumir nuestra responsabilidad ciudadana la cual no es apática y complaciente pero SI es vigilante, activa, propositiva y dialogante.

Por ultimo, dudo mucho que la industria de la construcción en Ensenada tenga una situación desfavorable, por lo menos las miles de casitas construidas y las torres en construcción en la costa indican otra cosa. Me parece una argumentación endeble el sugerir que las cosas se deben hacer (sin importar cómo) para beneficiar a la industria de la construcción y que esto nos beneficie directamente aún cuando destruyan un Paisaje Cultural Monumental de Baja California, esto sencillamente no es Desarrollo Sustentable sino un gran negocio (que no es lo mismo).

¿Cuánto cuesta la barranca del Cobre? ¿Chichén Itzá (que se encuentra en una propiedad privada)? ¿Cuánto costaban Los Cabos (y quiénes tienen acceso)? ¿Cuánto la Catedral Metropolitana? ¿Pueden visualizar un campo de golf en Stonehenge? ¿Vallecitos? Al final, si podemos ponerle precio a estos sitios entonces ya no importará nada…

Moisés Santos Mena.

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